Begur

En las afueras, muy afueras pero no tan afuera de Barcelona, hay un pueblo muy pinchado e imprescindible por su belleza, llamado Begur; un tesoro en la Costa Brava donde se despliegan unas increíbles casonas sobre un macizo montañoso.

Una de estas, además de ser hermosa por sus paredes blancas y marcos azules, tiene un puentecito de baldosa en barro que conecta con la calle por donde pasamos los mundanos, celosos y envidiosos. Con dos niveles y un ático, que probablemente es un estudio para pintar o escribir, esta casa mira al Mediterráneo desde todos sus balcones, rebosados de luz natural. Por dentro, se aprecia una escalera de caracol de madera oscura y muebles blancos que contrastan con las cerámicas de azulejos. Al fondo, y tras los ventanales, hay un patio cercado por pinos y encinas frondosas que seguramente dan sombra a una piscina de agua cristalina.

Nada podría ser más espectacular que esta casa en este mágico lugar, donde el mar se abre en pequeñas calas perdidas entre rocas doradas. Es la escapada perfecta fuera de la ciudad, imperdible para cualquiera que esté por acá.